Las
selvas tropicales actúan como un termostato mundial regulando las temperaturas
y los patrones del clima, absorbiendo dióxido de carbono del aire, absorbiendo
el carbono y dándonos oxígeno. Ellas son uno de los principales reservorios de
carbono del mundo y ayudan a frenar la emisión de gases de efecto invernadero,
lo cual detiene grandes cantidades de carbono que podría ser liberada en la
atmósfera.